JAVIER PUEBLA

                     


BERLANGA Y EL MAGO
EN LOS CURSOS DE VERANO
DE EL ESCORIAL

Me muevo como si estuviera en el interior de una película, como si fuera un actor que llega al hotel Felipe II de El Escorial tras conducir su coche despacio con una mano fuera que sostiene un cigarrillo por una carretera oscura desde la que se puede ver el Monasterio iluminado y sobrenatural. Entro en el hotel, cámara y acción, y espero, inconsciente y naturalmente, que alguien me salude. Y, en efecto, nada más entrar alguien me saluda y llama.
-Hombre Javier, no sabía que venías. Qué alegría verte.
Es El Mago. Espera a alguien, me dice un nombre que no retengo, y con la sonrisa ya instalada en los labios atravieso salones saludando a conocidos y desconocidos ¿qué más da? y enseguida la bella Susana Belaustegui me coge del brazo para acompañarme a la terraza infinita y barrida por un viento demasiado frío para un día de verano. Otros actores me rodean en cuanto pierdo el brazo de Susana, José Sacristán y Pepe Montesinos, Amparo Soler Leal y Lali Román, que empuja una silla de ruedas. Ah, ahí está el director, Jess Franco, Jesús Franco, pero él también actúa, porque esta película, señores, la dirige un muerto, y no un muerto cualquiera, sino el que firmó -cuando aún estaba vivo- Plácido y El verdugo, Patrimonio Nacional y Tamaño natural.
¡Vamos, vamos, que nadie se duerma! ¡Focos! Veo a su hijo y sigo a una chica de pantalón blanco que interpreta a la catedrática Isabel Durán. Hay una foto de Berlanga, nuestro director, a toda pantalla sobre una mesa corrida en la que los actores principales se sentarán a contar anécdotas de cuando estaba vivo y para hacer películas necesitaba a su amigo el productor Alfredo Matas; ahora no necesita nada, él es la inspiración y el mundo, nosotros, bailamos cuando él sopla, suave o con vigor. Es un número berlanguiano subir la silla de ruedas de Jess Franco a la tarima ¡qué vengan dos forzudos! Aparecen ¡chas! -esto es cine- y ¡ops!, Jess Franco ya está arriba listo para brillar. Son ya las once de la noche y el rodaje debe continuar: estamos filmando en tiempo real. A las doce y cuarto estamos todos fuera. El homenaje a Berlanga ha terminado, y entonces vuelvo a ver a El Mago.

Me presenta a un señor que se llama José Antonio Griñán, ¿otro actor?, sí, luego sabré hasta que punto, flanqueado por Diego Carcedo y Tomás Fernández García. Y dos actrices más, Laura y Ana. Me siento con ellos y cada vez que desenvaino una frase Griñán me la desmonta o desvía con una suya más rápida e ingeniosa. Mientras hablamos me entero que ha sido ministro ¿en qué película? varias veces ¿en la misma cinta o en sucesivas? y que ahora ocupa un cargo importante ¿presidente? en la Junta de Andalucía. El Mago sonríe, siempre comprensivo con mi asilvestramiento natural, ya se sabe: los actores si alguien no les escribe el guión... y a mí, también siempre me lo permite El Mago, me dejan improvisar. Es una delicia rodar bajo las órdenes del espíritu de Berlanga, y en compañía de El Mago, que amén de su papel interpreta otro, el de alguien que, en esta misma película, no he dudado en citar.


Emilio Pascual, El número de la bella, 2011.By Fénix, copyright.

 

 

 

 

 

 

 
 

 

 

 

Javier Puebla-La inutilidad de un beso. Segunda entrega de LA TRILOGIA DE EL TIGRE. Kafkiana, rara y -quizá- hasta genial.

Javier Puebla

Javier Puebla firmó la primera obra de mister Frederic Traum. Al parecer tiene amigos bastante poco recomendables

   
   
       
Carpe diem, visitante nº Que los hados guíen tus pasos