EL 
                    EXCELENTE ANTONIO PAPELL
                  
                    Excelente: Muy bueno. Excelso. (También 
                    moneda de oro acuñada por los Reyes Catálicos). 
                    El diccionario del Español actual firmado por Manuel 
                    Seco, Olimpia Andrés y Gabino Ramos me confirma que 
                    esa es exactamente la palabra que buscaba para calificar al 
                    novelista Antonio Papell, autor de EL SOL SOBRE LA NIEVE, 
                    Premio de la diputación de Córdoba de novela 
                    corta (¡qué feo es lo de novela corta, parece 
                    mentira que tratándose de un código para uso 
                    de escritores ninguno hayamos sido capaces de encontrar una 
                    sola y seductora palabra para definirlo, como si lo lograron 
                    nuestros colegas franceses: nouvelle!).
                    
He 
                    conocido a Antonio Papell esta mañana, miércoles 
                    1 de octubre, en el desayuno de prensa organizado en el Hotel 
                    de las Letras por la editorial Algaida para presentar la novela. 
                    Y es increíble no haberle conocido antes, porque se 
                    da la circunstancia que ambos trabajábamos en la misma 
                    época en Diario 16, a principios de los ochenta; intento 
                    disculparme a mí mismo diciéndome que a la sazón 
                    yo sólo contaba con veintidós años, y 
                    era, primero, el aprendiz mimado de Fernando Sánchez-Dragó, 
                    y luego, cuando Dragó dejó Disidencias y yo 
                    pasé a trabajar en el dominical, de Alfonso Rojo y 
                    Fernando Múgica, que llegaron a conseguir que el mismísimo 
                    Pedro Jota, físicamente no ha cambiado nada, me llegase 
                    a considerar el periodista revelación del año. 
                    Con tantos padrinos y tanto mimo supongo que en aquellos años 
                    mi estupidez me dejaba ojos únicamente para mí 
                    mismo y mi supuestamente brillante futuro. Pero es una disculpa 
                    torpe, porque Papell es... ¡excelente!
                    Tendrían que haberle oído mientras hablaba de 
                    su novela, conseguidísima, casi perfecta si la perfección 
                    en novela fuese posible.
                    -Las novelas son para mí un hobby, una ocupación 
                    de fin de semana. A diario llego a casa demasiado cansado 
                    de escribir para ponerme a seguir escribiendo.
                    Y lo decía con sinceridad absoluta, modestia auténtica. 
                    De esa maravilla de la que es autor y que yo había 
                    leído casi sin querer, de un tirón, tan fascinado 
                    que hasta me costó subrayar, que es El sol sobre la 
                    nieve, una novela en tres actos, tres movimientos que es un 
                    canto a la cocaína y al alcohol -a los paraísos 
                    artificiales- como fuga de la realidad, un retrato veraz, 
                    limpio y compasivo de la burguesía “ejecutiva”, 
                    de la beatiful people, de la España actual.
                    Todo en la novela se mueve en torno al número tres. 
                    El protagonista tiene un amigo de juventud con el que comparte 
                    una amante: son tres. Una esposa con la que tiene un hijo: 
                    son tres. Y tres, son también como ya he dicho, los 
                    movimientos musicales y teatrales de la obra. En el primero 
                    se nos muestra el lado oscuro del protagonista, Octavio, un 
                    hombre humilde que ha conseguido todos sus objetivos. El segundo 
                    movimiento es el giro de muñeca, el drama. Y el tercero 
                    es tan abierto que ningún lector adivinará el 
                    desenlace hasta llegar a la última página.
                    Papell doma la historia con un lenguaje impecablemente pulido: 
                    “créame amigo. Al final, en el instante definitivo, 
                    todos somos unos fracasados”.
                    Le pregunté si estaba de acuerdo con esa afirmación 
                    que ponía en boca de uno de sus personajes, y respondió 
                    sí. En la vida, en el instinto defintivo...., Pero 
                    me permito apuntar que también hay otros instantes 
                    en la vida. Excelentes, como El sol sobre la nieve, la última 
                    novela de Antonio Papell.
                    
                    CODA: (me permito copiar otra frase del libro, página 
                    91).
                  "Una vez sobrepasados ciertos 
                    límites, llegada la desdicha o la tragedia a su cenit 
                    sobrecogedor, el ser humano se acurruca por dentro, la mente 
                    adquiere su postura embrionaria, el cerebro entra en hibernación 
                    hasta que el subcosciente acumula fuerzas bastantes para enfrentare 
                    a la agresión exterior, para acopiar cierta certeza 
                    de que sobrevivirá, de que no quebrará alguna 
                    de las mallas prodigiosas que nos protegen de la locura".