JAVIER PUEBLA

                     

DURRUTI, ASCASO Y ESCARTÍN


Estaba leyendo a ratos, dejándola en una mesa, explorando otro libro, cogiéndola de nuevo, Los números del elefante, la primera novela firmada por Jorge Díaz (Alicante, 1962. Periodista y guionista de televisión), cuando varios bípedos mensajeros confluyeron ante la puerta de servicio de mi casa y comenzaron a lanzarme paquetes sellados con cinta adhesiva y abultados sobres color manila; libros, los bípedos mensajeros pretendían enterrarme en paquetes de libros, que empecé a deshacer rápidamente, lanzando las cáscaras de papel burbuja o cartón por la terraza que da al patio interior con el consiguiente, aunque ya habitual, descontento de mis vecinos. Que maravilla, agradecí arrodillado en el suelo mientras abría al azar, y leía (vicioso culpable) un par de páginas de Viajes y otros viajes de “el mejor escritor italiano de su generación”: Antonio Tabucchi (Vecchiano, 1943). Muy interesante, exclamé encorvado sobre El país del dinero, excelentemente escrito, romántico, V Premio Logroño de novela), y firmado por Pedro Ugarte (Bilbao, 1963). Aún no había conseguido enderezarme cuando Col recalentada, que no es el apodo de ningún matón de la mafia sino el título español de un libro de Welsh, Irvine Welsh (Escocia, 1958), me arrancó una carcajada. Y ya parecía que podría recuperarme, recobrar una vertical más o menos digna, cuando llegaron Los alemanes (que) se vuelan la cabeza por amor, María Zaragoza (Madrid, 1982), el segundo tomo de las obras escogidas de Copi (Buenos Aires, 1939), El mensajero del Apocalipsis, firmada por el autor de El secreto del peregrino, Peter Harris (San Antonio, California, 1951), El mapa del cielo, dibujado con letras y otros artificios por alguien a quien tuve la osadía de comparar con JL Borges en su Mapa anterior: Félix J. Palma (Sanlúcar de Barrameda, 1968), y cuando ya no podía más de abrir libros, dejé Boy de Roald Dahl (Llandaf, Gales, 1916), otro bípedo mensajero golpeó mi puerta: abrir, firmar, romper sobre, y encontrar ante mí La justicia de los errantes, novela del mismo autor -sí, coincidían la barba y la fecha y el lugar de nacimiento- que horas antes había estado leyendo: Jorge Díaz (Alicante, 1962. Periodista y guionista de televisión). Y me puse a leer, sentado en una silla que guardo al efecto junto a la puerta de servicio, y no pude parar de hacerlo durante 160 páginas - magnífico ritmo, excelente la idea de escribir en tiempo presente las aventuras de Buenaventura Durruti Dumange (Anarquista. León, 1896), Francisco Ascaso Abadía (Anarquista. Almudévar, Huesca, 1901) y Rafael Torres Escartín (Anarquista. Bailo, Huesca, 1901) - y al cerrarlo pensé: esto es tan bueno como la celebérrima historia que cualquier español conoce sobre los pistoleros Pat Garret y Billy The Kid, pero ubicada en España y Cuba a principios del siglo XX). Volvió a sonar el timbre de la puerta, ¡qué velocidad! Durruti, Ascaso y Escartín. ¿Llamaban para entregarme el deuvedé con la película inspirada en La justicia de los errantes? ¿O habría interpretado Bob Dylan (Duluth, Minnesota, 1941) el tema principal, y me traían el disco?


 

 

 

 

 

 

 
 

 

 

 

Javier Puebla-La inutilidad de un beso. Segunda entrega de LA TRILOGIA DE EL TIGRE. Kafkiana, rara y -quizá- hasta genial.

Javier Puebla

Javier Puebla firmó la primera obra de mister Frederic Traum. Al parecer tiene amigos bastante poco recomendables

   
   
       
Carpe diem, visitante nº Que los hados guíen tus pasos