JAVIER PUEBLA

                     

Landa, en El Crack 2, de Garci. Imagen promocional tratada por Daniel Fénix y Jack The Monjas, copyright.LOS ESCRITORES Y LA CRISIS


Los escritores somos un sector privilegiado o distinto o excepcional porque -evidentemente- a nosotros no nos afecta la crisis. Los pobres infelices que se ganaban la vida colocando telas asfálticas, bailando sobre andamios; o los ricos felices que se inflaban a ganar millones vendiendo promociones de casas sin colchones; o los pequeños empleados a los que han despedido masivamente y ahora se ven obligados a robar, para comer, en los supermercados (benditos supermercados). Ellos, y muchos más, pueden hablar de como les afecta la crisis. Y también pueden utilizarlo como tema de sobremesa banqueros y presidentes de grandes empresas de origen público o intervenidas. Aunque antes de seguir quizá estaría bien recordar que significa, según el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española (vergüenza debería darle a la Real Academia de la Lengua Española permitir que se la llame RAE, pero esa es otra historia). Diccionario. Me quedo con la definición 7, pues creo que es la que más se ajusta al modo en que están utilizando la palabra periodistas, políticos y borrachos de bar (que se ven obligados a salir fuera cuando quieren fumar, y como el cigarrillo no es bastante entretenimiento no es raro verlos filosofar acerca de la crisis). Copio y pego, soy un columnista moderno. Definición 7 de la palabra crisis: f. Situación dificultosa o complicada.
Para empezar una cosa queda clara, la crisis es algo femenino, como la regla, la lluvia, la sed, la desesperación, la alegría, la locura (humm, horror que adoro). Y si las palabras tuvieran sexo (lo tienen: hay mucha gente que se masturba o jode con ellas; pero eso también es otra historia) se podría colegir que las escritoras lo llevan peor que sus colegas masculinos. Estoy divagando; me bastarían diez palabras y como voy sobrado me permito jugar al escritor: pellizcar en el culo a las vocales, tirar de la rienda a alguna consonante. Pero ya está bien: voy a explicar porqué a los escritores no nos afecta la crisis, como tampoco afecta -por seguir jugando- la gripe a las alcachofas. Va a quedar muy claro en cuanto cite a Jules Renard:

“El oficio de las letras es, pese a todo, el único en el que se puede no ganar dinero sin hacer el ridículo”.

Supongo que queda claro, pero ya que aún me sobran unas líneas puedo comentar algo al respecto, espero que sin ofender a las inteligencias.
La crisis, tal como nos referimos a ella, es un asunto de dinero, de recortes, de despidos. Ningún escritor -escritor de verdad, en España sólo hay 300- dejaría de escribir por no tener dinero: al contrario escribiría más, ningún escritor se despide a sí mismo mientras tiene algo que contar. Y en cuanto al mercado: los escritores profesionales que ganaban dinero siguen ganando dinero, y los que escarbamos en el subsuelo literario montando editoriales (pequeñas) o dando clases o vendiendo cuentos por los bares, seguimos escarbando. En suma, que los escritores somos inmunes a la crisis, porque todos hemos nacido en ella, vivimos en ella y moriremos en ella. He terminado. Que tengan ustedes una buena tarde.


 

 

 

 

 

 

 

 
 

 

 

 

Javier Puebla-La inutilidad de un beso. Segunda entrega de LA TRILOGIA DE EL TIGRE. Kafkiana, rara y -quizá- hasta genial.

Javier Puebla

Javier Puebla firmó la primera obra de mister Frederic Traum. Al parecer tiene amigos bastante poco recomendables

   
   
       
Carpe diem, visitante nº Que los hados guíen tus pasos