JAVIER PUEBLA

                     

RAFAEL HERNÁNDEZ ES UN GATO NEGRO

Primero pensé que era un dibujante, y quizás lo sea, aunque ya sé seguro que la ilustración de la que he partido para acompañar esta columna, la misma que él utiliza a modo de máscara en el mundo donde lo he conocido, no es un dibujo suyo. Después pensé que era una chica con un toque duro y felino, a quien simpatizaba la obra de mi extraño amigo Arturo Briz, alias Tigre Manjatan. Más tarde creí que era un editor, y eso es cierto, es el creador de la revista digital -puede encontrarse en Amazon- El hombre de mimbre. Y hace poco he descubierto que es escritor, aunque intuyo que también podría ser cineasta. Nunca he visto a Rafael Hernández, nunca he hablado con él por teléfono, no sé en que ciudad vive, si es un seudónimo, un heterónimo o un nombre de carné de identidad normal y corriente. Lo único que en verdad en verdad en verdad me resulta evidente es que Rafael Hernández es un gato negro.

Y quizá haya llegado ya el momento de decir, confesar sería más preciso, que mi única relación con Rafael Hernández es a través de la red social más famosa del momento, y de la que nunca he sido muy devoto, me refiero -por supuesto- al encorsetado y pacato y borreguil invento llamado Libro de las Caras o Facebook. En Facebook yo no soy yo, aunque Tigre Manjatan si es Tigre Manjatan; pero en mi caso me limito, prudentemente, a ser una sombra con un nick bastante idiota y nada comercial: El Cap del barcotaller. Como antes de entrar en la red no conocía su funcionamiento me pareció oportuno jugar e ir descubriéndolo. Para jugar no es un buen sitio, no te deja utilizar la imaginación, no puedes poner ningún idioma inventado cuando te pregunta el muro, coñazo de muro, en cuales hablas o escribes o te defiendes. Tampoco se pueden poner enclaves imaginarios como lugar de nacimiento, ni siquiera la Isla de Redonda de Javier Marías, o el Sildavia de Hergé o Neverland de Barrie. Así que he tenido que conformarme con un pueblo de Jalisco (al no conocerlo es igual que imaginario para mí). En suma, que estaba yo intentando el imposible de ser creativo y jugar libremente en Facebook cuando recibí un mensaje felino. Me caen bien los felinos. Lo respondí. Pero no mantuve el intercambio de telegramas demasiado tiempo. Desconfiaba. Desconfío. Un par de días hubo otro mensaje. Más adelante el alegre señor Hernández escribió algo en mi muro. Luego editó su revista digital que aspira a materializarse en papel. Más tarde me pidió un relato, que le envíe, para el segundo número. Después me preguntó si hacía cine, le dije que sí, que no, y que quizá a veces (soy una sombra con sombrero, puedo permitirme esas indefiniciones de contorno). No sé si soy amigo o siquiera conocido de Rafael Hernández pero si sé que él es un gato negro. El gato negro me hace pensar en el brevísimo cuento que León Salgado robó de los labios de Frederic Traum: “Cuando veo un gato negro me cruzo en su camino, para traerle mala suerte”. Presumo que ni él ni yo somos supersticiosos, o lo somos en sentido inverso: daremos suerte a todos los gatos negros con los que nos crucemos.

 

 

 

 

 

 

 

 
 

 

 

 

Javier Puebla-La inutilidad de un beso. Segunda entrega de LA TRILOGIA DE EL TIGRE. Kafkiana, rara y -quizá- hasta genial.

Javier Puebla

Javier Puebla firmó la primera obra de mister Frederic Traum. Al parecer tiene amigos bastante poco recomendables

   
   
       
Carpe diem, visitante nº Que los hados guíen tus pasos