JAVIER PUEBLA

                     

EL ESPÍRITU DE LA NAVIDAD


El cazador de cuentos está caminando por la selva en compañía de su cachorro, que en realidad ya no es tan cachorro –ha cumplido nueve años- y tampoco “en realidad” están caminando por la selva sino por una calle más bien estrecha y bastante fea y vulgar, no es necesario el adorno. Acaban de dejar aparcado a su “coche-lobo” junto a otros animales con ruedas de aspecto más o menos similar; aunque si se usan las gafas de la realidad el “coche-lobo” es estrictamente un Volvo de hace más de veinte años, aún duro y fuerte pero con las gomas y los manguitos doloridos, y algún roce en la carrocería color verdeselva (esta vez realidad y magia coinciden: el coche es verdeselva).

Mientras caminan, y por eso las líneas anteriores han estado bailando sin tregua entre lo que se llama imaginación y lo que se denomina realidad, León Salgado “el cazador de cuentos”, avanza sobre una hipotética cuerda floja, y es fácil que se acabe cayéndose de la misma, a uno u a otro lado: al abismo de la imaginación o al precipicio de la realidad. Porque su hijo, ya no tan pequeño –ay- como el año pasado, el día anterior terminó su carta de navidad con destino a los Reyes Magos o a Papá Noel -pasen y vean, si es usted un niño escriba cuantas cuartas pueda a los seres mágicos capaces de traerle regalos- y en el colegio se habla del tema con pasión. En teoría los niños divididos en bandos, quienes creen en los Reyes Magos y Papá Noel y quienes lo están dudando. Aunque la lucha es absolutamente falsa, un amago de batalla dialéctica ya que ni unos ni otros quieren aceptar la no existencia de Papá Noel o de los Reyes Magos; ni siquiera los niños que se ven forzados a defender esa postura pues sus padres o hermanos mayores o amigos bien informados, les han dicho que nada de renos voladores ni camellos que se zampan en casa galletitas y leche después de dejar el salón lleno de regalos. ¿Quién querría creer en no-camellos, en no-renos, en no-magia-de-regalos?

Ya el año anterior Emili había planteado el tema a su padre, y su padre , que jamás le había mentido, ni siquiera cuando tenía meses y no sabía hablar, se ofreció a explicárselo todo, y Emili –buenos reflejos- respondió con presteza “espera dos o tres años”. No han pasado los dos o tres años, pero León está cansado; el niño ya piensa casi como un adulto, utiliza internet con libertad y soltura (podría encontrar la información en cuanto quisiera hacerlo) y da un paso que le sitúa al borde del desequilibrio en la cuerda floja sobre la que está caminando. “Lo que importa es el espíritu de la navidad, no quien compre y mueva los regalos”. A Emili se le arruga la sonrisa, y la cara y el pelo; todo su cuerpo es pura arruga; un viejecito enano.

“Entonces ¿los Reyes sois vosotros?”. Y León Salgado, el cazador de cuentos, recupera el equilibrio, desprecia su cansancio y –sin mentir a su hijo- niega. “No somos nosotros, es el espíritu de la navidad, que existe y existirá siempre. Cuando quieras te lo explico y lo hablamos”. Pero Emili aún no quiere: ni dejar de ser un niño ni renunciar a creer en lo mágico.

El regalo de navidad perfecto

 

Pequeñas Historias Africanas, el regalo de navidad perfecto para el año 2012 en idioma español

 

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FELIZ NAVIDAD

 

 

 

 

 

 

 

 
 

 

 

 

Javier Puebla-La inutilidad de un beso. Segunda entrega de LA TRILOGIA DE EL TIGRE. Kafkiana, rara y -quizá- hasta genial.

Javier Puebla

Javier Puebla firmó la primera obra de mister Frederic Traum. Al parecer tiene amigos bastante poco recomendables

   
   
       
Carpe diem, visitante nº Que los hados guíen tus pasos