JAVIER PUEBLA

     
   

El 1 de abril subo el enlace que se puede pinchar más abajo y que lleva al vídeo realizado por los protanistas de esta columna, en el que explican su generoso proyecto.

http://youtu.be/tKPRCBxOPj4

La San Silvestre, Coppini y Schumacher, by JAVIER PUEBLA para Cambio16

Para ver artículo en la edición digital de Cambio16, pincha abajo:

http://cambio16.es/not/4478/la_alegria_de_los_ninos/

LA ALEGRÍA DE LOS NIÑOS

 

La San Silvestre, Coppini y Schumacher, by JAVIER PUEBLA para Cambio16Brillan los ojos del niño. Brillan los ojos negros del niño negro que está clavado en la pared, pegado en la pared, atrapada su alegría fascinante en una imagen en blanco y negro. La sala es grande, y hay muchas imágenes, fotografías, realizadas por Miguel Yagüe y Ester Atanes, pero mis ojos vuelven una y otra vez a los ojos de petróleo, a los ojos de noche, a los ojos sin el menor rastro de dolor, del niño clavado o pegado en el expositor, que no en la pared. Estupidamente, ingenuamente, infantilmente, lo miro y le sonrío y hasta me distraígo de las palabras que está diciendo únicamente para mí y en mi honor Miguel, mi probable amigo en el futuro Miguel. Las imágenes, las fotografías, casi todas en color pero algunas también en blanco y negro, están a la venta, a un precio ridículo, cuatro euros las cuadradas, ocho las panorámicas, y Miguel y Ester pretenden, con lo que recauden por ellas, volver a Sudáfrica, al orfonato en el que sin duda ambos fueron muy felices, pues aunque África siempre es dura, yo bien lo sé, también es infinitamente generosa y mágica, yo bien lo sé, y ambos como es natural quieren regresar en cuanto puedan a ese paraíso en el que hay tanto por hacer a favor de los demás, de los niños cuyos ojos brillan mientras juegan y ríen y aprenden a orillas del Índico, a sus pies nadando ballenas y tiburones. Mi intención era haberlos apoyado vendiendo junto a sus imágenes maravillosas, casi todas alegres, mis Pequeñas Historias Africanas, pero he llegado tarde. He llegado tarde, porque aunque he leído más de dos millares de libros parece que en realidad no sé leer, y cuando recibí el correo de mi muy apreciado amigo Jesús Velasco, comunicándome que en el centro para mayores que dirige, La Oreja Verde, se inauguraba la exposición con las imágenes de Miguel y Ester, vi un 7, y me faltaron reflejos o paz espiritual suficiente para advertir que antes del siete había un uno, y que el acto comenzaba a las cinco, y no a las siete. A las siete, la hora en la que llegué, cuando ya había acabado todo, pero quizá porque actué con torpeza pero de buena fe, ese todo que ya había terminado volvió a empezar otra vez, sólo para mí, pues Miguel Yagüe se ofreció a hacerme de cicerone particular, y me regaló su tiempo con la misma generosidad que si estuviésemos en África, en Port ST. Johns, Mthumbane, donde cualquiera te regala sus horas y sus minutos, porque el tiempo no vale nada, no como aquí, en la gastada y mercantilizada y capitalizada Europa, que contabilizamos el precio de cada segundo y se considera un loco, o al menos un muy mal administrador, a quien lo desperdicia o regala sin ton ni son. Me habló Miguel de la mentira que son tantas veces las oenegés, de quien utiliza a los niños huérfanos como cebo para enriquecerse personalmente. Me habló de plantas y paisajes y momentos. Me habló, sobre todo, de la alegría de los niños. “Carcajada”, se titulaba la fotografía que tantas veces miré mientras él hablaba, y al final incluso fijé con mi propia cámara, para poder mirarla cuando quisiera, y sentirme alegre, alegre como un niño que aún no conoce el dolor que es crecer.

Javier Marías

La San Silvestre, Coppini y Schumacher,, by JAVIER PUEBLA para Cambio16

 

Taller liteario 3Estaciones

 
 

 

 

 

El más prestigioso taller literario de Europa

Javier Puebla-La inutilidad de un beso. Segunda entrega de LA TRILOGIA DE EL TIGRE. Kafkiana, rara y -quizá- hasta genial.

Javier Puebla

Javier Puebla firmó la primera obra de mister Frederic Traum. Al parecer tiene amigos bastante poco recomendables

   
   
   
Carpe diem, visitante nº Que los hados guíen tus pasos