PREMIO

Salvó la vida, en la pandemia de tuberculosis que azotó Rusia en las postrimerías del siglo XIX, a miles de personas. Construyó escuelas, hospitales y museos. Realizó, entre otras muchas hazañas literarias, la proeza de escribir 122 relatos en un solo año. Y fue, en suma, un hombre que ante todo siempre se esforzó en hacer felices a cuantos estaban a su alrededor.
Como premio Anton Pavlovich Chejov recibió del destino un matrimonio desgraciado, una vida de 44 años, y una muerte dolorosa y terrible en una ciudad extraña: Badenweiler, en Alemania, lejos, muy lejos, de su familia y amigos.

CODA (O DOBLE PREMIO): En el proceso de repatriación el cadáver de Anton Pavlovich Chejov estuvo largos meses perdido, al ser confundido su ataud, por el encargado del transporte, con una caja de pescado.