JAVIER PUEBLA

                     

EL MAGO Y SUS AMIGOS

 

Emilio Pascual, El número de la bella, 2011.By Fénix, copyright.
Es miércoles cuatro de mayo y me han convocado, junto a otras muchas -muchísimas- personas en el Paraninfo de la Universidad Complutense para asistir al acto de presentación de los míticos e inigualables Cursos de verano de El Escorial. Lo primero que me sorprende -maravillas de ser tan ignorante- es que el Paraninfo de la Complu no esté en el lejano campus, más allá de la Moncloa, sino en el corazón de Madrid. Me sorprende tanto que la noche anterior cojo el coche para “meter el dedo en la llaga antes de admitir que Jesucristo ha resucitado”. Aparco exactamente frente a la puerta del edificio gris, discreto y solemne de la calle San Bernardo, y sí, allí está el Paraninfo de la Universidad Complutense; mientras escarbo con el índice en la llaga me suena que mi padre estudió allí, y recuerdo que hace muchos años (pero quizá me lo invento, soy demasiado imaginativo), en el chiringuito de un fotógrafo en el que se recogí la orla cuando terminé Derecho. Porque ya es miércoles por la mañana y estoy en una sala enorme, de techos tan altos que parece imposible pueda estar en el interior del edificio gris, discreto y solemne de la calle de San Bernardo. Cuando llego aún no ha comenzado a hablar Berzosa, el rector saliente, y aunque apenas hay una silla libre veo a El Mago antes que a ninguna otra persona: brilla con luz propia y feérica, como de costumbre. Y es verle y ya sentirme bien. Estoy allí porque seré secretario del curso sobre nuevas tecnologías, Escrito en el tablet, que dirige Lorenzo Silva. Siempre he despreciado los fastos, y bostezaba anticipadamente cuando alguien me convocaba en mi época de agregado comercial para cualquier acto, pero éste me hace ilusión. Disfruto del vino que se ofrece en el jardín, mientras El Mago me va presentado amigos, magistrados del supremo y actores, banqueros y el presidente de la policía, catedráticos y cineastas. No anoto nombres, excepto el de Mariano de la Puente, quien me pide no le mencione en esta columna (pero le desobedezco). Al salir vamos los tres a comer en el nuevo Horno de Santa Teresa, restaurante predilecto de magistrados y políticos conspiradores, como Lhardy en el XIX. Se come muy bien, y Lola, la jefa, es una reina tan inteligente como discreta. En las otras mesas veo políticos y jueces, conspirando o jugando a que conspiran. Tal vez también en mi mesa se conspira, tal vez hasta yo soy uno de los conspiradores y mi ingenuidad endémica me impide advertirlo, aseverarlo de forma rotunda y cierta. Mariano luego nos lleva a Paradox, la librería, donde la dueña no ha encontrado, excepto en el ordenador, ninguno de mis libros, y los pide todos. Todos. ¿Cómo no voy a mencionar en una columna a alguien que encarga todos mis libros? Me despido con un “hasta muy pronto” del Mago y su amigo Mariano, y mientras camino por la ciudad noto que la magia aún me acompaña, que viaja conmigo -sin ocupar asiento- en un vagón de metro, sube a mi casa y hace que llegue a tiempo para descolgar el teléfono. Pero eso es el principio de otra historia, que no contaré nunca, porque ni debo ni quiero.

Aún debo añadir aquí, aunque no saldrá en Cambio16 ni en la Opinión, que el amigo del Mago, Mariano, me regala un libro, uno de sus favoritos (tiene una biblioteca de 5000 volúmenes) de un escritor al que conozco como biógrafo (el mejor) de Belmonte, pero no como novelista. Se trata de Manuel Chaves Nogales y EL MAESTRO JUAN MARTÍNEZ QUE ESTABA ALLÍ; buenísimo, yo también tendré que comprarlo y regalarlo.

 

 

 

 

 

 

 
 

 

 

 

Javier Puebla-La inutilidad de un beso. Segunda entrega de LA TRILOGIA DE EL TIGRE. Kafkiana, rara y -quizá- hasta genial.

Javier Puebla

Javier Puebla firmó la primera obra de mister Frederic Traum. Al parecer tiene amigos bastante poco recomendables

   
   
       
Carpe diem, visitante nº Que los hados guíen tus pasos