JAVIER PUEBLA

                     

EL NUEVO "DISCO" DE SERGI PÀMIES


Lorenzo Silva+tricornio-Guardia-Civil. Foto by Fénix, ilustración The Monjas. Copyright.Me sucede con gran frecuencia: pienso una cosa y hago otra. Después de terminar de escuchar -con el alma y la cabeza- La bicicleta estática del magnífico creador nacido en París en 1960, he pensado que sería bonito hacerle un guiño “a quienes saben” y titular esta columna el nuevo disco de Sergi Pàmies, pero enseguida me he reñido a mí mismo, porque escribir disco resultaría engañoso cuando lo que ha hecho el autor parisino es un libro, un libro de cuentos que está a la altura -aunque pueda parecer imposible- de Si te comes un limón sin hacer muecas, su anterior colección de miniaturas literarias. El título de la columna no podía ser otro, me gustase o no, que El nuevo libro de Sergi Pàmies. Sin embargo me siento ante el ordenador y los dedos bailan como les da la gana, y cuando intento controlarlos uno de ellos salta a la fila superior del teclado, donde están los números y los signos raros, y aterriza sobre el número 2 en el mismo momento, bailarines excelentemente coordinados, que el pulgar de la derecha se posa sobre la cómoda tecla de las mayúsculas, y en un lugar de un 2 sobre la pantalla aparecen unas comillas que deshacen la sensación de trampa al abrazar la palabra “disco”. Y ya que han sido los dedos quienes han empezado, como si no necesitasen en absoluto de la colaboración de mi pensamiento, les dejo que sean ellos los que se pierdan en explicaciones o giros que a mí jamás se me habrían ocurrido. ¿Ni siquiera contarán que deseaba poner la palabra disco en lugar de la palabra libro porque Sergi me contó el día que nos conocimos que para ordenar su libro anterior, el del limón, el que me dejó la boca despierta y las pupilas hechas sonrisas, había pedido ayuda o apoyo o consejo a amigos músicos? Sí lo cuentan; aunque ahora que los miro saltar comprendo que les da igual lo que se cuente o no se cuente en este baile de 3100 caracteres exactos, que lo único que desean y van a hacer -no quiero prohibírselo - es saltar sobre los cuadrados negros hasta que se acabe la canción que dura exactamente -y lo repiten los dedos- 3100 caracteres. Acepto que hagan lo que les parezca, y ojalá hubieran tomado ellos las riendas el segundo día, y último hasta la fecha, que me encontré con Sergi (suena a ruso, pero no sé si le gustaría que le llamase Sergio; los parisinos son pelín pretenciosos y raros)... ¡eh dedos, control, que estabais saltando sobre la segunda vez que me encontré con Pàmies! ¡A obedecer! ¡Sí, señor! Bien, fue en la fiesta del cuarenta aniversario de Anagrama y él se acercó hacia mí cordial y amable y yo bajé la cabeza, que a veces se mueve con la misma independencia que los dedos, y apenas cambié dos palabras con él. Pido a los dedos que bailen para explicar que esa noche me sucedió lo mismo con Martin Amis y Ian McEwan. Los dedos se paran, ahora tienen que saltar con cuidado, esto se acaba. Lo suyo sería que encontrasen una frase brillante como cierre, ¡y ya! ¿Brillante? Lo realmente brillante es el último “disco” de Sergi Pàmies y no esta columna que han “bailado” mis dedos, inspirados por su “música”.

 

 

 

 

 

 

 

 

 
 

 

 

 

Javier Puebla-La inutilidad de un beso. Segunda entrega de LA TRILOGIA DE EL TIGRE. Kafkiana, rara y -quizá- hasta genial.

Javier Puebla

Javier Puebla firmó la primera obra de mister Frederic Traum. Al parecer tiene amigos bastante poco recomendables

   
   
       
Carpe diem, visitante nº Que los hados guíen tus pasos